martes, 1 de marzo de 2016

La musa que inspira

Vivo por ella 


   Pitágoras (h. 570-500 a.C.) contribuyó de manera memorable al extraordinario prestigio que obtuvo la música en el mundo griego. De hecho a él se debe un descubrimiento decisivo: el placer estético proporcionado por un acorde musical se puede describir en términos matemáticos. (Al mejor estilo Rafaela Carrá en su melodía 03 03 456, un popular reflejo de la visión pitagórica) Se trata de una observación notable, tal vez fundamental en toda su doctrina. Alimentando su cosmogonía, si el número consigue explicar una sensación tan delicada, es lícito suponer, por extensión, que el mundo entero puede ser considerado a partir de elementos matemáticos. 
  
   Según la leyenda, el descubrimiento ocurrió de la siguiente forma: pasando por casualidad ante el taller de un herrero, Pitágoras observó que el ritmo de sus golpes de martillo producía un conjunto agradable. Asimismo, notó que la consonancia armónica no dependía de la diferente fuerza de los herreros ni de la forma de los martillos, sino del peso de estos últimos.

   La figura reproducida muestra como Pitágoras intenta demostrar que el acorde musical es indiferente al sistema mecánico que se emplea para producir sonido. El descubrimiento de que incluso un fenómeno puramente espiritual como el goce estético (este tema será reflexionado mas adelante) generado por la música se funda en algunas leyes matemáticas, produjo un efecto decisivo en la historia de la filosofía. Resultó ser tan dogmática su teoría que trasformó el arte musical en una ciencia de la proporción y de la armonía.
   En resumen, para los pitagóricos, la belleza de la música consistía en su capacidad para reflejar la armonía universal; así pues los cuatro números simples (1, 2 , 3 y 4 ), perfectos por definición y dotados de un carácter particularmente sagrado, debían ser suficientes para conseguir explicar, a través de sus combinaciones, toda la profunda complejidad de la música.

Nota: Según Pitágoras el número no es un simple número, ente abstracto o puro elemento de la mente, sino un elemento esencial de la realidad. Por ello, el número pitagórico posee también una dimensión espacial y se sitúa como un ente intermedio entre la aritmética y la geometría. 



   ¿Es la música una disciplina estructurada y así debe ser, o acaso desconociendo teorías y creando naturalmente puede el hombre hacer y disfrutar esta actividad?? ¿¿ Ciencia o arte? La vieja discusión quedará saltando de número en número, o de espíritu en espíritu...


   

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